El dólar ha estado debilitándose sin pausa desde el 2018. ¿Qué pasará en 2021? ¿Se viene el fin del dólar como moneda reserva del mundo?
Todo parece indicar que el dólar estadounidense seguirá debilitándose en el 2021. Todavía está muy lejos de su mínimo histórico (71 en el 2008). Sin embargo, estamos en un 12% por debajo de su máximo de marzo. De hecho, el dólar no había estado así desde la primavera del 2018. Lo que implica que la demanda ha caído considerablemente y los inversores están asumiendo más riesgos. Claro que esta “debilidad” es totalmente relativa. Y no podemos confundirla con la debilidad de otras monedas. Un índice del dólar en 90 no es el fin del mundo. De hecho, es un buen indicio en muchos sentidos. El 2021 será un año de recuperación. Por ende, seguramente veremos más presiones a la baja. ¿Eso significa el fin del dólar como moneda reserva del mundo?
Por muy contradictorio que pueda parecer, la debilidad actual del dólar es señal de fortaleza económica. El dólar es un refugio seguro por excelencia. Lo que quiere decir que en momentos de pánico el dólar tiende a subir. En marzo pasado, por ejemplo, el índice de dólar alcanzó el nivel de 103. Las preocupaciones en torno al coronavirus causaron un gran crash en los mercados financieros y los inversores se refugiaron temporalmente en el dólar. El dólar garantiza estabilidad en tiempos de incertidumbre. Luego, debido a la agresiva política monetaria de la Reserva Federal, los inversores comenzaron a invertir nuevamente. Es decir, la liquidez disipó el miedo. He aquí la paradoja. El miedo sube el dólar. La confianza debilita el dólar.
La liquidez permite asumir más riesgos. Lo que implica que la liquidez aumenta el atractivo de los activos más volátiles. Si revisamos el desempeño del S&P 500 durante el 2020 y lo comparamos con el desempeño del índice del dólar durante el mismo periodo, nos daremos cuenta de una correlación muy evidente. Un dólar débil significa un mercado financiero fuerte. Porque implica que la riqueza yace en activos, y no en moneda.
Cuando un latinoamericano escucha el término “debilidad” automáticamente se preocupa, porque se asocia con una indisciplina crónica en la política monetaria, tan característica en su región. En el caso latinoamericano, eso tiende a ser cierto. Una moneda débil en el contexto latinoamericano normalmente significa la destrucción progresiva de la moneda nacional. En este caso, no estamos hablando de ciclos o de algunos puntos porcentuales. Por lo general, estos debilitamientos son la destrucción de la moneda debido a un mal manejo por parte del Gobierno y los bancos centrales. El caso venezolano es uno de los ejemplos más dramáticos.
Ahora bien, el debilitamiento actual del dólar no entra en la misma categoría del peso argentino o el bolívar venezolano. El actual debilitamiento del dólar es intencional. Es decir, es lo se buscaba con los estímulos. En otras palabras, un Wall Street en alza es algo bueno. El hecho de que haya inversión es un excelente indicio. Si las personas no están refugiándose en el dólar, es porque están invirtiendo en la economía. La inversión genera empleo. Y la búsqueda del empleo pleno es una de las misiones de la Reserva Federal.
Claro que siempre estamos escuchando sobre una recuperación en forma de K. O sea, una recuperación sumamente desigual que ha beneficiado principalmente a los mercados financieros. Y es cierto. La economía real no se ha recuperado al mismo ritmo. Pero esta desigualdad no tiene tanto que ver con la política monetaria per se. En realidad, es un asunto de política fiscal. Mejor dicho, la Reserva Federal hizo su parte, pero el Gobierno no. Sin el gasto público requerido, la liquidez se ha quedado en los mercados financieros creando una recuperación en forma de K.